Como todo ser viviente, el hombre forma parte de la Naturaleza. De aquí que las mismas leyes que dirigen el movimiento de los astros, la vida vegetal y el instinto animal sean las que rigen las actividades orgánicas de nuestro cuerpo, dándoles su normalidad funcional, que es la salud integral que defiende la vida.
Toda actividad orgánica es respetable porque siempre tiene una finalidad defensiva de la salud y la vida del cuerpo. La Naturaleza jamás se equivoca. Si hay dolores, fiebre, catarros, erupciones, postemas, tumores, ataques nerviosos, epilépticos o como quiera llamárselas hemorragias, diarreas, presión arterial, etc., todas estas actividades revelan defensa orgánica y en sí mismas son respetables porque la Naturaleza jamás obra en perjuicio de la vida y sus criaturas.
Así pues, es un error combatir síntomas como los apuntados porque con ello se bloquean las defensas naturales del cuerpo. Lo lógico y científico será entonces buscar la causa que obliga al organismo a actuar en forma anormal, sin sofocar de frente esos procesos, que desaparecerán quitando dicha causa.
Así, según mi Doctrina, el objetivo no es curar, sino normalizar, colocando al cuerpo en Equilibrio Térmico. En mi Doctrina Térmica no hay diagnóstico de enfermedades, no se recetan remedios y tampoco se cura. En ella se trata de normalizar la digestión y las eliminaciones del enfermo mediante el Equilibrio Térmico.
Cualquiera que sea su nombre, la medicina es el arte de curar, o sea, de borrar síntomas de alteración de la salud. En mi sistema de salud no se conjuga el verbo "curar", pues no se tiene la intención de modificar o sofocar las actividades del organismo manifestada en el "síntoma". El objetivo es restablecer integralmente la salud normalizando las funciones de nutrición y eliminación de que depende la vida.
Como esta normalidad funcional sólo puede existir con Equilibrio Térmico, vale decir con 37 grados de calor tanto en la piel como en las entrañas, resulta que la salud es cuestión de temperatura y no de medicamentos o cirugía. El mejor "remedio" es una buena digestión, pues con ella el individuo elabora sangre pura, que es el elemento vital del cuerpo. Repito, en mi sistema no existe "diagnóstico de enfermedades" sino "investigación del estado de salud". No se prescriben "remedios" y tampoco se "cura". Se normalizan las funciones de nutrición y eliminación equilibrando las temperaturas interna y externa.
En lugar de ponerle nombre a los síntomas que alteran la salud, establezco las causas de la anormalidad funcional del organismo enfermo, a fin de satisfacer sus necesidades para normalizar sus procesos de nutrición y eliminación. Así pues, en vez de "remedios" prescribo "régimen" de vida sana, en el cual sólo debe intervenir el interesado.
No existe médico en el mundo que sea capaz de restablecer o conservar la salud de otros porque el estado de salud es consecuencia de las actividades personalísimas, como saber escoger los alimentos, saber masticar, digerir, respirar, activar la piel, dormir, hacer ejercicio adecuado, eliminar, etc., las cuales sólo dependen de la acción del interesado que cuida día con día el Equilibrio Térmico de su cuerpo.
El verdadero arte de restablecer la salud tiene por objeto combatir la fiebre destructiva del aparato digestivo, que en grado variable es común a todo enfermo, y producir fiebre curativa en su piel. El arte de curar es una cuestión de temperaturas, el único camino que conduce hacia la normalidad funcional, vale decir a la salud integral del cuerpo.
Refrescar el interior de su vientre y congestionar su piel son las dos necesidades que precisa satisfacer todo enfermo, como lo revela el examen del iris de sus ojos y lo confirma su pulso. Descongestionar y purificar son los objetivos que deben guiar la acción del médico en todo caso, lo que se logra mediante el restablecimiento del Equilibrio Térmico del cuerpo enfermo.
Dado que quien cura es el mismo cuerpo como un órgano indivisible, es necesario actuar sobre todo organismo y no sólo localmente. El agente curativo es la propia fuerza vital del sujeto, la cual se estimula mediante el conflicto térmico del cuerpo, sirviéndonos del frío del aire, del agua o del barro y también del calor del sol o del vapor combinados con agua fría, como en el Lavado de Sangre. Cuando no es posible conseguir reacciones de calor en la piel utilizando estos agentes, entonces se puede irritar la piel con ortigas frescas, como se verá más adelante.
Como "medicinas" se prescribe comer frutas crudas y se prohíben todas las drogas, antibióticos, y otros medicamentos. Para que un tratamiento curativo sea eficaz, debe atender las dos fases de todo proceso morboso, dirigiéndose al enfermo, con un régimen general y a la enfermedad, manifestación localizada del desarreglo general orgánico, con las aplicaciones locales.
Para atender las necesidades del enfermo es preciso actuar sobre todo el organismo, con el objeto de purificar su sangre, mediante digestiones normales y eliminaciones activas por su piel. También es preciso normalizar la circulación sanguínea en todo el cuerpo equilibrando las temperaturas interna y externa. Localmente se debe descongestionar y desinflamar la parte afectada.
Desinflamar es curar
Como lo revela el iris de los ojos, la naturaleza de toda dolencia del interior del cuerpo es inflamatoria. Inflamación, congestión o irritación denotan fiebre o calentura. Este proceso, que se inicia en las mucosas del aparato digestivo, se extiende a los demás órganos afectados para producir los síntomas que la Patología clasifica como "enfermedades".
Según esto, el arte de curar es el arte de desinflamar, lo cual jamas se logrará con cirugía, drogas, antibióticos. Ahora bien, desinflamar es refrescar, es una cuestión térmica y sólo se logra afiebrando la piel para descongestionar el interior del cuerpo, o derivando el calor de las entrañas con baños genitales de tronco, aplicaciones de barro al vientre, etc. Pasemos revista a las más conocidas dolencias y comprobemos lo dicho:
Pulmonía es inflamación de los pulmones. Pleuresía es inflamación de la pleura. Bronquitis es inflamación de los bronquios. Gastritis dispepsia es inflamación de la mucosa estomacal. Enteritis es inflamación del intestino delgado. Colitis es inflamación del intestino grueso. Apendicitis es inflamación del apéndice. Amigdalitis es inflamación de las amígdalas o anginas. Hepatitis es inflamación del hígado. Meningitis es inflamación de las meninges. Nefritis es inflamación de los riñones. Orquitis es inflamación de los testículos. Metritis es inflamación de la matriz o útero. Ovaritis es inflamación de los ovarios Cistitis es inflamación de la vejiga urinaria. Sinusitis es inflamación del seno frontal o maxilar. Uretritis es inflamación de la uretra. Prostatitis es inflamación de la próstata.
Cualquiera que sea el nombre o manifestación del trastorno orgánico que sufre una persona, siempre se origina y mantiene por desarreglos digestivos de intensidad variable, que a su vez se derivan de un desequilibrio térmico del cuerpo. Dado que el estado de enfermedad se caracteriza por el mayor calor en el interior que en la superficie del cuerpo, el arte de curar debe dirigirse siempre a deshacer el desequilibrio térmico, refrescando el interior del vientre y congestionando la piel.
Cuando la piel del enfermo está fría e inactiva, difícilmente se conseguirá hacerla reaccionar con el frío. El calor sobre ella también puede ser peligroso si el pulso está agitado. Entonces tenemos un recurso para producir fiebres curativas en la irritación que producen las de ortigas frescas.
Lavativas de agua natural, baños genitales y de tronco, compresas frías, especialmente de lodo sobre el vientre son medios adecuados para refrescar el interior del cuerpo. Baño de aire frío, frotaciones y chorros, paquetes, ortigaduras y mi Lavado de Sangre al vapor o al solo, son medios adecuados para congestionar la piel y, al mismo tiempo, descongestionar y refrescar el interior del vientre, pecho y cerebro del enfermo.
Mi Régimen de salud para adultos descansa en tres aplicaciones: Lavado de la Sangre, lodo al vientre y alimentación cruda de ensaladas de la época. Naturalmente que el éxito depende de la constancia con que se realicen estas aplicaciones. Al restablecer la normalidad digestiva del enfermo, éste elaborará sangre pura y, activando su eliminación cutánea, expulsará de su organismo lo inservible y perjudicial a su economía.
Salvo en los casos de lesiones nerviosas o mutilaciones quirúrgicas, de afecciones congénitas y de aniquilamiento de la energía vital por intoxicación medicamentosa, se pueden alejar todos los males del hombre mediante la regeneración orgánica del individuo. No importa el nombre dado al padecimiento, cáncer, tuberculosis, sífilis, diabetes, etc. Éste desaparecerá siempre que se consiga regenerar el fluido vital del enfermo mediante buenas digestiones y activas eliminaciones de su piel.
En todo caso, el agente que restablece la salud es la fuerza vital del organismo afectado. Lo que no haga la propia naturaleza del enfermo no lo hará nadie. Sólo la Naturaleza cura, porque solamente ella posee la fuerza de reacción necesaria para restablecer la normalidad funcional del organismo. Pero para que la Naturaleza cure, según mi doctrina, es necesario colocar al cuerpo en Equilibrio Térmico.
Tengamos siempre presente que el organismo enfermo, siguiendo las leyes de la Naturaleza, tiende a sanar, nunca a agravarse, porque la ley de la vida involucra la ley de la defensa. Las llamadas complicaciones son efecto del tratamiento inadecuado o perjudicial con cirugía o medicamentos que, sin remover la causa del trastorno, combate los síntomas que son reacciones defensivas del organismo. Cerrado el camino de la defensa por esos medios, la naturaleza busca otros, dando lugar a las “complicaciones”.
Curar sin dañar es el objetivo que se persigue normalizando las funciones orgánicas. Desintoxicar al enfermo en vez de impurificar su sangre con medicamentos, es el medio más seguro de levantar su fuerza vital, único agente curativo.
Puesto que todo proceso morboso se inicia por desarreglos digestivos, lógicamente la vuelta a la salud debe empezar por restablecer su digestión, mediante el refrescamiento del interior de su vientre afiebrando Congestionado su piel inactiva, se favorece la eliminación de lo malsano por los poros. Finalmente, una dieta vitalizadora de frutas y verduras crudas formará sangre pura, evitando putrefacciones intestinales que desnutren e intoxican.
El enfermo que consiga normalizar su digestión sanará, sin importar el nombre de su mal. Y todo procedimiento que no tiende a normalizar la función digestiva, tiende al fracaso. Priessnitz, con sus abluciones y compresas húmedas, Kneipp, Lust y el Padre Tadeo, con sus chorros de agua fría y sus envolturas húmedas, Kuhne con sus baños fríos al bajo vientre y sus vapores, Rikli con sus baños de aire fríos y de sol y Just con sus fajados y cataplasmas de lodo sobre el vientre, han inmortalizado sus nombres realizando curaciones milagrosas mediante sencillos procedimientos destinados a equilibrar las temperaturas internas y externas del cuerpo enfermo, para, de este modo, normalizar sus funciones de nutrición y eliminación.
Autor: Manuel Lezaeta Acharan
Vivo en un sitio donde no se consigue el lodo. Me gustaria saber en lugar de lodo y vapor, como logro el tratamiento? Epliqueme por favor, pues no entiendo el tratamiento en que consiste. Graciaas por su aporte
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