Josep Lluís Berdonces
La cúrcuma puede ayudar asimismo frente a trastornos del ánimo. Un estudio sobre 60 pacientes con tendencia psicótica y suicida observó una evolución positiva que podía relacionarse con el efecto de la curcumina sobre las vías nerviosas de tipo monoaminérgico, determinantes del estado de ánimo, y el estímulo del eje hipófisis-hipotálamo-adrenal, que controla las reacciones al estrés.
Más propiedades demostradas
Es una especia imprescindible del curry, pero también del botiquín por su potencial terapéutico. Su acción antioxidante y antiinflamatoria es tan potente que se la ha llegado a comparar con el ibuprofeno.
En los últimos 40 años se han publicado más de 5.000 artículos sobre la cúrcuma o sus componentes. La mayoría responden a investigaciones in vitro o sobre modelos de experimentación animal, aunque cada vez se hacen más estudios clínicos con personas.
Buena parte de las propiedades atribuidas a la cúrcuma (antiinflamatorias y anticancerígenas, por ejemplo) son debidas a su acción antioxidante. Y más concretamente a la acción de la curcumina, un compuesto fenólico que contiene el rizoma de la planta y que se asimila mejor cuando se acompaña de pimienta negra y de alguna grasa.
Los beneficios probados de la cúrcuma
Si se asimila bien, la curcumina combate la oxidación de los tejidos, reduciendo su irritación y deterioro. De ahí, la eficacia de esta raíz medicinal frente a los trastornos inflamatorios y neurodegenerativos.
Pero sus propiedades son muchas. La medicina tradicional la ha utilizado para todo tipo de trastornos, desde desinfectar heridas a tratar resfriados, eccemas o picaduras. Veamos a continuación las propiedades científicamente demostradas hasta ahora.
- Ayuda a combatir el cáncer
Los estudios demuestran que la curcumina reduce la aparición de células cancerígenas en la boca, la piel y el intestino. Tanto que se considera un potencial agente quimiopreventivo del cáncer. También facilita la muerte prematura de la célula cancerosa y es capaz de inhibir las metástasis en numerosos tumores.
El cáncer de mama es uno de los que mejor responde a la curcumina. Puede emplearse como complemento de la quimioterapia, pues potencia la eficacia del taxol y posee una acción parecida al tamoxifeno (ambos fármacos habituales en este tipo de cáncer).
La curcumina actúa sobre los mediadores de la inflamación, como los leucotrienos, los neutrófilos, la agregación plaquetaria y la actividad de la enzima COX. Se considera que su acción antiinflamatoria es equiparable a la del ibuprofeno o fenilbutazona en el tratamiento de afecciones como la artritis.El cáncer de mama es uno de los que mejor responde a la curcumina. Puede emplearse como complemento de la quimioterapia, pues potencia la eficacia del taxol y posee una acción parecida al tamoxifeno (ambos fármacos habituales en este tipo de cáncer).
2. Alivia la artrosis
La actividad de la cúrcuma se aproxima a los fármacos antiinflamatorios "inhibidores COX2", como el etoricoxib, pero sin sus efectos secundarios.
No se puede afirmar que la cúrcuma como condimento sea totalmente eficaz en las crisis dolorosas. En este caso están indicadas, además de la especia en las comidas, las cápsulas de extracto de cúrcuma con un 95% de curcuminoides y compuestos que aumentan su biodisponibilidad.
Para prevenir recaídas se pueden tomar una o dos cápsulas de 500-600 mg durante uno o dos meses.
3. Reduce la inflamación de los órganos inflamados
Por su acción antiinflamatoria, la cúrcuma también está indicada en otros procesos que afectan a órganos, como la enfermedad inflamatoria intestinal, la inflamación de la córnea ocular, la pancreatitis o el colon irritable.
4. Es digestiva y quemagrasas
Añadida a los guisos, la cúrcuma facilita el metabolismo de las grasas porque mejora la cantidad, la calidad y el flujo de la bilis. Por esta razón se recomienda cuando el colesterol está alto o en casos de diabetes. En las personas sanas resulta un excelente digestivo con las comidas que son especialmente grasas.
Hay que decir que diversos estudios no han conseguido provocar una reducción significativa del colesterol con la administración de cúrcuma o curcumina. Sin embargo, efecto de dosis altas sobre los niveles de triglicéridos es algo mayor, sin llegar a ser muy significativo.
Si realizamos un régimen de adelgazamiento, la cúrcuma moviliza y ayuda a "quemar" las grasas.
5. Protege el cerebro
La enfermedad de Alzheimer, cuyas causas se desconocen, implica una inflamación crónica del sistema nervioso central. El tratamiento habitual incluye el uso de antiinflamatorios inhibidores de la ciclooxigenasa.
Los estudios experimentales sugieren que, gracias a su efecto antiinflamatorio, el consumo de cúrcuma mejora la calidad del tejido cerebral y reduce la progresión del Alzheimer.
También puede ser útil en el tratamiento complementario de otras afecciones neurológicas como el Parkinson. En este tipo de trastornos, es importante que el paciente no tome más fármacos de los imprescindibles. Añadir curry a sus platos es recomendable tanto por sus efectos antiinflamatorios como porque estimula el sentido del gusto, que suele resultar afectado por la enfermedad neurológica.
La cúrcuma puede ayudar asimismo frente a trastornos del ánimo. Un estudio sobre 60 pacientes con tendencia psicótica y suicida observó una evolución positiva que podía relacionarse con el efecto de la curcumina sobre las vías nerviosas de tipo monoaminérgico, determinantes del estado de ánimo, y el estímulo del eje hipófisis-hipotálamo-adrenal, que controla las reacciones al estrés.
6. Mejora la salud de los ojos y de la piel
Las células nerviosas del ojo están cargadas de pigmentos, y la curcumina, posiblemente por ser un pigmento, es muy útil ante la degeneración macular. Esta es una enfermedad propia de la vejez, en la que la mácula –una parte muy sensible de la retina– empieza a degradarse y a perder su capacidad de percepción.
Pues bien, la curcumina regenera la llamada "púrpura retiniana", implicada en la percepción de los colores y en condiciones de poca luz.
Ahora bien, la cúrcuma no actúa solo desde dentro del organismo. También es capaz de hacerlo a través de la piel. Por ello se indica para la curación de úlceras y heridas, y como agente rejuvenecedor.
Existen estudios que sugieren una acción beneficiosa sobre la psoriasis, la esclerodermia y las lesiones premalignas o malignas de la piel.
La oleorresina que queda tras la extracción de los pigmentos, aplicada sobre la piel, produce también buenos resultados en pacientes con fibrosis (desarrollo de exceso de tejido por causas inflamatorias). Se le ha hallado asimismo utilidad como fungicida, insecticida o repelente de insectos.
Cómo potenciar la absorción de la cúrcuma
No cabe duda de que sobran los motivos para utilizar habitualmente la cúrcuma. ¡Y su excelente sabor y color también son razones de peso!
Ahora bien, la curcumina aislada no es bien asimilada por el organismo. No se absorbe bien y no llega a los tejidos, así que no puede actuar y es rápidamente eliminada. De hecho, en estudios con animales se ha comprobado que, aunque se administren dosis elevadas (de 1 g por kilo de peso), no llega al plasma sanguíneo.
Por eso, de poco servirá tomarla si no se tienen en cuenta algunos consejos sobre cómo favorecer su asimilación.
Sin aislar y con una grasa
La cúrcuma entera, es decir, el rizoma, se asimila mejor que la curcumina aislada, pues incluso el polvo seco del rizoma conserva la parte grasa que facilita esa asimilación. Además, se puede combinar fácilmente con aceite de oliva, de coco u otras grasas vegetales.
Mezclada con pimienta negra
Es buena idea utilizar pimienta negra a la vez que la cúrcuma. Gracias a la acción de la piperina, su compuesto picante, aumenta la absorción una media del 158%.
Suplementos de curcumina... y algo más
En los suplementos de curcumina, esta se complementa con micelas y complejos de fosfolípidos que incrementan hasta casi 7 veces su biodisponibilidad. También se combina con el oligosacárido ciclodextrina (APGL) o liposomas.
Una dosis habitual en la suplementación con curcumina es de unos 500 mg diarios.
Finalmente, una precaución: la curcumina puede estar contraindicada cuando se toman fármacos anticoagulantes o antiplaquetarios como la aspirina o la heparina.
Por lo demás, es una sustancia segura: sus efectos secundarios son escasos. Solo en dosis muy altas puede provocar acidez y otras alteraciones gastrointestinales leves. Además, la cúrcuma no está contraindicada durante el embarazo.
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