04 MEDICINA NATURAL Y MEDICINA MEDICAMENTOSA SE OPONEN

Salud Natural en Línea

Medicina Natural al Alcance de todos

Existen dos medicinas: Medicinas de la naturaleza y medicina profesional. La medicina de la naturaleza es parte de la Ley de la Vida y constantemente colabora al bienestar del hombre. Por eso nuestro organismo  siempre tiende a la salud.  La medicina  profesional es invención del hombre para beneficio de los que la practican. Mientras que la medicina de la naturaleza defiende siempre la salud y la vida, dejando sin clientela a la otra medicina.

Para la medicina de la naturaleza todo síntoma representa una actividad defensiva y salvadora del organismo. Mientras que la medicina profesional considera que todas esas manifestaciones deben ser eliminadas. Los estudios universitarios de medicina, divorciados de la más elemental filosofía, complican los problemas relacionados con la salud y la vida humana, deformando el criterio del médico cirujano para hacerlo oscuro e incomprensible.

La Medicina Natural lleva en sí el sello de la lucha en contra del convencionalismo escolar. Sus fundadores  han sido enfermos rebeldes. La Medicina Natural y la Medicina Medicamentosa caminan por sendas  opuestas y no tienen punto de contacto, como se puede ver en lo siguiente:

1. Ideal. fundamenta  La salud espiritual y la salud corporal suponen la “normalidad” del alma y el cuerpo. Si las enfermedades del alma se combaten cultivando la virtud opuesta, lo mismo ocurre en el plano físico. La anormalidad funcional sólo puede desaparecer restableciendo la normalidad. Esta es la idea fundamental de mi doctrina.

2. Objetivos. La medicina Medicamentosa y Quirúrgica tiene como objeto de trabajo a la enfermedad. Según mi Doctrina Térmica, el objeto de la Medicina Natural es la salud. La primera observa con interés  las anormalidades del enfermo, inventa cataloga,  investiga,   diagnostica  y  combate  “enfermedades”.  En  cambio  la segunda procura restablecer la “salud” normalizando su digestión y activando sus eliminaciones por la piel mediante el restablecimiento del Equilibrio Térmico del cuerpo.  En  vez  de  medicamentos  e intervenciones  quirúrgicas,  mi  sistema prescribe un Régimen de Salud para que el organismo se regenere integralmente por sus propios medios.

3. Concepto de enfermedad. La medicina facultativa confunde la dolencia con los síntomas.  Mi  doctrina niega la existencia de enfermedades diversas entre sí viendo sólo diferentes manifestaciones del desarreglo funcional del organismo.

4. Origen de  enfermedades. La medicina medicamentosa atribuye los males  del hombre a  la  acción  de  los  microbios conocidos o desconocidos.  Según  mi doctrina esos males sólo son manifestaciones diversas del desarreglo funcional a causa del desequilibrio térmico del cuerpo.

5. Investigación de enfermedad. Mientras la medicina universitaria, al margen del enfermo y utilizando todo tipo de aparatos, se aboca a descubrir al microorganismo responsable del mal, mi Doctrina Térmica enseña a observar el cuerpo del enfermo por la expresión de su rostro, sus líneas anatómicas, el iris de sus ojos, el estado de su lengua, el aspecto de su gargantee, la actividad de su pulso y las características físicas de sus evacuaciones. 

6. Procedimientos  curativo.  La  medicina  facultativa  combate  los  síntomas  del desarreglo  orgánico  con  medicinas,  sueros,  radio,  vacunas  y  toda  suerte  de tóxicos destinados a  exterminar a los microbios reputados como culpables del mal. También con intervenciones quirúrgicas mutila el cuerpo sin restablecer su normalidad.  En  cambio,  mi doctrina,  combatiendo  la  fiebre  interna,  procura restablecer la digestión que forma la sangre pura, “remedio” infalible para llevar salud y vida a todos los tejidos y órganos del cuerpo.

7. Higiene. La higiene natural consiste en mantener el Equilibrio Térmico mediante el cumplimiento de los preceptos de la Ley Natural. La higiene médica consiste en huir de los microbios y exterminarlos.

8. Acción opuesta. Mientras que la medicina profesional actúa introduciendo en la sangre del paciente materias extrañas en todas sus formas, mi doctrina procura expulsar de ella lo inútil y perjudicial,  favoreciendo  erupciones  de  la  piel, catarros, flujos uretrales y vaginales, etcétera.

9. Resultados.  Atacando  y  sofocando  síntomas,  la  medicina  medicamentosa  y quirúrgica deja en pie la causa del mal. Combatiendo los síntomas se dificulta o imposibilita la tendencia curativa de la naturaleza, dando lugar a complicaciones cada vez más frecuentes. Paralizando las defensas del organismo que actuaban en  el  síntoma,  las dolencias  agudas  se  transforman  en  males  crónicos.  En cambio mi doctrina se dirige a establecer el Equilibrio Térmico para normalizar las funciones de nutrición y eliminación conduciendo al organismo de la mano hacia la  normalidad  funcional.  Podemos  decir que, mientras  la   medicina  de  la naturaleza es “eliminante” porque favorece la expulsión de materias morbosas del cuerpo,  la  medicina  profesional  es  “sofocante”  porque  procura impedir  esa eliminación. Retenidas  en  el  cuerpo,  las  substancias  morbosas  unidas  a los medicamentos,  envenenan  al  organismo  incapacitando  a  la  medicina  para purificar la sangre de los enfermos.

Leyes absolutas y no teorías

La medicina de la naturaleza, según mi doctrina, se fundamenta en leyes absolutas, su verdad y eficacia se  comprueba con las revelaciones del iris de los ojos y con las reacciones orgánicas regidas por las mismas leyes inmutables.

Utilizando la ley física de los vasos comunicantes explicamos cómo se realiza el establecimiento de la normalidad funcional del organismo. En nuestro cuerpo existen dos vasos comunicantes: la red de capilares de la piel y la red de capilares de las mucosas que tapizan las cavidades internas del organismo. Cuando sube la sangre (congestión por vaso dilatación en la red capilar de la piel), baja la plétora sanguínea en la red capilar  de las entrañas por anemia y viceversa. Esto se realiza por reacción nerviosa y circulatoria mediante conflicto térmico. Naturalmente, la salud depende de que se mantenga el nivel en estos vasos comunicantes ya que la sangre lleva calor.

Como  revela  la  Iridiología,  todo  proceso  morboso  de  los  órganos  internos  es  siempre  de naturaleza  congestiva. Y en la misma proporción en que aumenta la cantidad de sangre en el interior del cuerpo,  disminuye la actividad circulatoria en la piel y las extremidades. Como la sangre sigue a la temperatura, si refrescamos el interior del vientre generando calor en la piel, al mismo tiempo descongestionaremos los órganos enfermos y activaremos las funciones de la piel eliminado lo malsano por sus poros. 

En otros  términos, congestionando la piel mediante una reacción nerviosa y circulatoria despertada por el conflicto térmico con el frío, descongestionamos las mucosas que tapizan las cavidades internas del organismo.  Así se explica que las dolencias se curen mejor por fuera que por dentro del cuerpo, a la inversa de lo que pretende la medicina medicamentosa. Volvemos a ver los caminos opuestos seguidos por esa medicina y mi doctrina. La primera medicina es "quita-dolores", la segunda es medicina "regeneradora".

Autor: Manuel Lezaeta Acharan

Comentarios