Medicina Natural al Alcance de todos
Existen dos medicinas: Medicinas de la naturaleza y medicina profesional. La medicina de la naturaleza es parte de la Ley de la Vida y constantemente colabora al bienestar del hombre. Por eso nuestro organismo siempre tiende a la salud. La medicina profesional es invención del hombre para beneficio de los que la practican. Mientras que la medicina de la naturaleza defiende siempre la salud y la vida, dejando sin clientela a la otra medicina.
Para la medicina de la naturaleza todo síntoma representa una actividad defensiva y salvadora del organismo. Mientras que la medicina profesional considera que todas esas manifestaciones deben ser eliminadas. Los estudios universitarios de medicina, divorciados de la más elemental filosofía, complican los problemas relacionados con la salud y la vida humana, deformando el criterio del médico cirujano para hacerlo oscuro e incomprensible.
La Medicina Natural lleva en sí el sello de la lucha en contra del convencionalismo escolar. Sus fundadores han sido enfermos rebeldes. La Medicina Natural y la Medicina Medicamentosa caminan por sendas opuestas y no tienen punto de contacto, como se puede ver en lo siguiente:
1. Ideal. fundamenta La salud espiritual y la salud corporal suponen la “normalidad” del alma y el cuerpo. Si las enfermedades del alma se combaten cultivando la virtud opuesta, lo mismo ocurre en el plano físico. La anormalidad funcional sólo puede desaparecer restableciendo la normalidad. Esta es la idea fundamental de mi doctrina.
2. Objetivos. La medicina Medicamentosa y Quirúrgica tiene como objeto de trabajo a la enfermedad. Según mi Doctrina Térmica, el objeto de la Medicina Natural es la salud. La primera observa con interés las anormalidades del enfermo, inventa cataloga, investiga, diagnostica y combate “enfermedades”. En cambio la segunda procura restablecer la “salud” normalizando su digestión y activando sus eliminaciones por la piel mediante el restablecimiento del Equilibrio Térmico del cuerpo. En vez de medicamentos e intervenciones quirúrgicas, mi sistema prescribe un Régimen de Salud para que el organismo se regenere integralmente por sus propios medios.
3. Concepto de enfermedad. La medicina facultativa confunde la dolencia con los síntomas. Mi doctrina niega la existencia de enfermedades diversas entre sí viendo sólo diferentes manifestaciones del desarreglo funcional del organismo.
4. Origen de enfermedades. La medicina medicamentosa atribuye los males del hombre a la acción de los microbios conocidos o desconocidos. Según mi doctrina esos males sólo son manifestaciones diversas del desarreglo funcional a causa del desequilibrio térmico del cuerpo.
5. Investigación de enfermedad. Mientras la medicina universitaria, al margen del enfermo y utilizando todo tipo de aparatos, se aboca a descubrir al microorganismo responsable del mal, mi Doctrina Térmica enseña a observar el cuerpo del enfermo por la expresión de su rostro, sus líneas anatómicas, el iris de sus ojos, el estado de su lengua, el aspecto de su gargantee, la actividad de su pulso y las características físicas de sus evacuaciones.
6. Procedimientos curativo. La medicina facultativa combate los síntomas del desarreglo orgánico con medicinas, sueros, radio, vacunas y toda suerte de tóxicos destinados a exterminar a los microbios reputados como culpables del mal. También con intervenciones quirúrgicas mutila el cuerpo sin restablecer su normalidad. En cambio, mi doctrina, combatiendo la fiebre interna, procura restablecer la digestión que forma la sangre pura, “remedio” infalible para llevar salud y vida a todos los tejidos y órganos del cuerpo.
7. Higiene. La higiene natural consiste en mantener el Equilibrio Térmico mediante el cumplimiento de los preceptos de la Ley Natural. La higiene médica consiste en huir de los microbios y exterminarlos.
8. Acción opuesta. Mientras que la medicina profesional actúa introduciendo en la sangre del paciente materias extrañas en todas sus formas, mi doctrina procura expulsar de ella lo inútil y perjudicial, favoreciendo erupciones de la piel, catarros, flujos uretrales y vaginales, etcétera.
9. Resultados. Atacando y sofocando síntomas, la medicina medicamentosa y quirúrgica deja en pie la causa del mal. Combatiendo los síntomas se dificulta o imposibilita la tendencia curativa de la naturaleza, dando lugar a complicaciones cada vez más frecuentes. Paralizando las defensas del organismo que actuaban en el síntoma, las dolencias agudas se transforman en males crónicos. En cambio mi doctrina se dirige a establecer el Equilibrio Térmico para normalizar las funciones de nutrición y eliminación conduciendo al organismo de la mano hacia la normalidad funcional. Podemos decir que, mientras la medicina de la naturaleza es “eliminante” porque favorece la expulsión de materias morbosas del cuerpo, la medicina profesional es “sofocante” porque procura impedir esa eliminación. Retenidas en el cuerpo, las substancias morbosas unidas a los medicamentos, envenenan al organismo incapacitando a la medicina para purificar la sangre de los enfermos.
Leyes absolutas y no teorías
La medicina de la naturaleza, según mi doctrina, se fundamenta en leyes absolutas, su verdad y eficacia se comprueba con las revelaciones del iris de los ojos y con las reacciones orgánicas regidas por las mismas leyes inmutables.
Utilizando la ley física de los vasos comunicantes explicamos cómo se realiza el establecimiento de la normalidad funcional del organismo. En nuestro cuerpo existen dos vasos comunicantes: la red de capilares de la piel y la red de capilares de las mucosas que tapizan las cavidades internas del organismo. Cuando sube la sangre (congestión por vaso dilatación en la red capilar de la piel), baja la plétora sanguínea en la red capilar de las entrañas por anemia y viceversa. Esto se realiza por reacción nerviosa y circulatoria mediante conflicto térmico. Naturalmente, la salud depende de que se mantenga el nivel en estos vasos comunicantes ya que la sangre lleva calor.
Como revela la Iridiología, todo proceso morboso de los órganos internos es siempre de naturaleza congestiva. Y en la misma proporción en que aumenta la cantidad de sangre en el interior del cuerpo, disminuye la actividad circulatoria en la piel y las extremidades. Como la sangre sigue a la temperatura, si refrescamos el interior del vientre generando calor en la piel, al mismo tiempo descongestionaremos los órganos enfermos y activaremos las funciones de la piel eliminado lo malsano por sus poros.
En otros términos, congestionando la piel mediante una reacción nerviosa y circulatoria despertada por el conflicto térmico con el frío, descongestionamos las mucosas que tapizan las cavidades internas del organismo. Así se explica que las dolencias se curen mejor por fuera que por dentro del cuerpo, a la inversa de lo que pretende la medicina medicamentosa. Volvemos a ver los caminos opuestos seguidos por esa medicina y mi doctrina. La primera medicina es "quita-dolores", la segunda es medicina "regeneradora".
Autor: Manuel Lezaeta Acharan
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