En la Naturaleza todo está sometido a leyes inmutables que mantienen el orden universal. Desde el movimiento de los astros, hasta el maravillo instinto del insecto y del más pequeño gusano, todos los seres vivientes permanentemente cumplen con las leyes inmutables de la vida y defensa de su salud. Sólo el hombre vive al margen de estas leyes y se guía por propio capricho o imitación de errores ajenos llevando una existencia llena de artificios. Felizmente, nuestro cuerpo siempre actúa en defensa de su vida y de su normalidad funcional. Esto es la defensa orgánica, dirigida en todo momento por la fuerza vital que reside en el sistema nervioso.
Dentro del complejo sistema de defensa comandado por el sistema nervioso, tenemos también el sistema ganglionar, que se ubica en el cuello, axilas, ingles, codos y otras articulaciones. Su misión es actuar como esponjas que recogen de la sangre materias extrañas para descomponerlas en substancias de fácil eliminación. Es por esto que cuando se hinchan los ganglios, en vez de extraerlos por medio de la cirugía, es preciso dirigirse a purificar la sangre con buenas digestiones y activar la eliminación cutánea con los métodos señalados.
La vida es renovación
Renovarse es vivir y este proceso está constituido por la incorporación de las energías y materiales que necesita nuestro organismo, al mismo tiempo que por la oportuna eliminación de lo inservible o perjudicial, productos de desechos del cambio orgánico. Este cambio se encuentra más o menos alterado en todo enfermo como resultado de desarreglos de la nutrición y las eliminaciones.
La actividad del proceso de renovación es directamente proporcional al estado de salud del individuo. Una digestión normal es fuente de sangre pura y la actividad de las eliminaciones asegura la purificación del cuerpo. Por este camino se llega a una completa renovación orgánica cada 7 u 8 años. Y esta es la vía lógica para devolver la salud a todo enfermo, pues activando el cambio orgánico se regenera el cuerpo. Por esto mi sistema no cura borrando síntomas, sino que regenera integralmente el cuerpo enfermo.
Naturalmente que en los casos de enfermedad aguda el restablecimiento se obtiene con más rapidez y facilidad que en las afecciones crónicas. Por eso, en estas últimas la curación depende de la constancia en seguir un régimen de normalidad digestiva y de activas eliminaciones por la piel, riñones e intestinos del enfermo.
Dado que la infancia y la primera juventud son los períodos de la vida con mayor actividad vital, es en ellos cuando debe regenerarse el hombre, pues a medida que avanzan los años el cambio orgánico se retarda, hasta paralizarse al término de la jornada. Pero recordemos que normalizando la digestión y activando las eliminaciones por la piel, no existe enfermedad incurable.
En seguida trataremos brevemente del aire, la luz, el sol, la tierra y los ejercicios físicos, dejando para otro capítulo la salud por el agua. Al final de este capítulo trataremos también del ayuno y del lodo como medios para restablecer la normalidad orgánica.
Elementos vitales
Aire. El aire puro no sólo es el primero de los nutrientes, sino el primer “medicamento”. Nos nutre y proporciona sus energías que son químicas, magnéticas, solares, eléctricas, etc. Además oxida nuestros productos desgastados, favoreciendo su combustión y eliminación, realizando así el doble proceso de nutrirnos y purificarnos. Como estas funciones están alteradas en el organismo enfermo, se comprende la importancia que tiene el aire puro para su restablecimiento. Estando sanos o enfermos, busquemos siempre aire puro para su restablecimiento. Estando sanos o enfermos, busquemos siempre el aire puro, huyendo de los encierros y respirando profundamente al aire libre o ventilando en la habitación.
El baño de aire produce conflicto térmico que obliga al organismo a entrar en actividad desplegando sus defensas. Toda la técnica del baño de aire consiste en exponerse desnudo a la acción del aire libre o dentro del dormitorio frente a una ventana abierta haciendo ejercicio, a fin de dominar el frió. Su duración puede ser de unos cuantos minutos a una hora o más. Terminado el baño hay que procurar la reacción, volviendo a la cama o vistiéndose rápidamente. El efecto de este baño es fortificante y purificador y debería practicarse diariamente sobre todo en invierno, reemplazando con ventaja a las aplicaciones de agua fría por ser menos violento, así que conviene a las personas debilitadas y nerviosas.
La forma más sencilla de tomar el baño de aire es salir de la cama desnudo y frente a la ventana abierta del dormitorio, sin temer las corrientes, hacer flexiones acompañadas de respiraciones profundas y frotarse la piel con las manos a lo largo de todo el cuerpo durante 5 a 15 minutos cuando menos.
Luz: La luz es el alimento más útil para el sistema nervioso, siendo, por tanto indispensable para nuestra salud puesto que nuestras funciones orgánicas dependen de la acción de los nervios.
Debemos exponernos continuamente a la luz tanto como al aire puro y fresco, los enfermos deben mantener el dormitorio lleno de luz y en lo posible en combinación con aire puro directamente a través de una ventana. Las paredes del cuarto deben ser blancas. Hemos observado como las plantas alejadas de la luz luego languidecen y muere. Lo mismo ocurre con el hombre y especialmente con los niños. La luz favorece las reacciones químicas y físicas de nuestro organismo, siendo un agente indispensable del cambio orgánico, es decir, del proceso de renovación de las células y la sangre.
La diferencia entre el baño de aire y el de luz está en que en el primero, el ambiente obra por el frío, siendo más tónico mientras más frío sea, mientras que la temperatura del baño de luz es moderada, pus generalmente se toma a la sombra que deja el sol bajo un árbol o frente a una ventana abierta, cerca de la zona asoleada. Naturalmente en ambos se benefician las funciones respiratorias y eliminadoras de la piel, ya que este órgano se coloca en el elemento más propicio para su actividad.
Al efecto fortificante y purificador que posee el baño de aire, se une el poder vitalizador de la luz, que lo hace especialmente recomendable para los niños y las personas anémicas.
Sol: Sin duda el culto de la humanidad por el Astro Rey y su adoración como dios por algunos pueblos se justifican porque en su presencia todo prospera y se vivifica, mientras que en su ausencia todo se arruina y muere. Sin embargo, el hombre civilizado hace excepción a este culto universal impidiendo su benéfica acción sobre su cuerpo cubierto de abrigos impenetrables y construye sus habitaciones sin considerar las necesidad de que el sol entre en todos sus sitios, especialmente en los dormitorios.
La gente conoce las propiedades purificadoras del sol y por eso expone a sus rayos las ropas, cama y cobijas que se desea librar de olores y humores malsanos. La exposición al sol es una práctica que deben ejercitar diariamente sanos y enfermos para mantener y recuperar la salud.
El baño de sol sirve como vitalizador, al permitirnos aprovechar directamente los rayos luminosos, como estimulo a la eliminación, pues el calor nos hace transpirar. Como vitalizador nutritivo, el baño de sol se toma a cualquier hora del día, y de preferencia durante las horas de la mañana en que su acción magnética y vivificante se da más potente y su duración puede ser desde algunos minutos hasta una hora. Es muy bueno dormir al sol con la cabeza siempre en la sombra y el cuerpo cubierto con hojas verdes, una sábana o una manta para evitar la irritación de la piel. Se transpira, habrá frotación de agua fría al menos al terminar el baño.
Como purificador o depurativo el baño de sol de se aplicará entre las 11 a 13 horas del día, cuando la acción del sol es más enérgica con sus rayos ultravioleta, se expondrá al cuerpo desnudo y cubierto con una sabana o frazada blanca de lana para transpirar de 20 a 60 minutos, con la cabeza en la sombra, combinando con ablución de agua fría a todo el cuerpo cada 5 minutos. En todo caso, el baño terminará con ablución fría o un baño de tronco. En esta forma el baño de sol constituye un verdadero lavado de sangre.
Conviene cubrir con lodo, hojas verdes o lienzos húmedos las partes y órganos afectados por dolores, congestiones, tumores o úlceras, pues así se evita que el sol actúe directamente sobre esos procesos inflamatorios, lo que aumentaría la congestión y la fiebre local. Al cubrir las partes afectadas con hojas o lodo se favorecen benéficas reacciones químicas del sol con la clorofila con los elementos de la tierra. El raquitismo, los procesos ulcerosos, la degeneración de tejidos y, en general, las afecciones agudas o crónicas, reaccionan favorablemente con baños diarios de sol adecuadamente aplicados.
A pesar de sus excelencias, los baños de sol tienen el peligro que ofrece todo agente si se emplea sin método ni prudencia, al principio las aplicaciones no deben ser de más de 15 minutos prolongándose paulatinamente hasta una hora o más. La pigmentación de la piel por la acción del sol es una buena seña de absorción de energía solar. Cuando hay más de 90 pulsaciones por minutos los baños de sol irán combinados con frotaciones de agua fría cada 5 minutos. Para reaccionar bien con cada frotación, se cubrirá el cuerpo con una frazada blanca de lana.
Tierra: El hombre, como todos los seres animados, es hijo de la tierra de ella está formado nuestro cuerpo y a ella tenemos que reintegrarnos. Nuestros alimentos son tierra transformada y vitalizada por la planta, única forma en que el mineral puede ser aprovechado por el organismo animal.
Por otra parte, la tierra, como buena madre nos ofrece también propiedades salutíferas de la mayor importancia cuando se la usa tanto al interior como al exterior. La tierra se recomienda como elemento de gran poder purificador, desinflamante, absorbente, calmante, vitalizador y cicatrizante. Algunas de estas propiedades son comprobadas a diario en los campos cuando un cadáver en descomposición apestas sus aires con sus emanaciones pútridas. Basta con enterrarlo 10 o 30 centímetros para que cese el mal olor, por que la tierra se encarga de absorber los gases y transformarlos. Además, es sabido que los campesinos cubren las heridas de los animales con tierra y así sanan más rápidamente.
En congestiones de los riñones, hígado, estómago, vientre, etc., la cataplasma de lodo o tierra húmeda es de efecto prodigioso. En desarreglos digestivos como flatulencia acideces, mal aliento, las llamadas dispepsias en general, úlceras y aun tumores la cataplasma de lodo aplicada diariamente por lo menos durante la noche, es de efectos seguros para obtener el bienestar. Análogos resultados se obtienen en fiebres, catarro intestinal, afecciones del vientre y de los pulmones. En heridas putrefactas, la cataplasma de arcilla, barro o lodo corriente es cicatrizante, purificadora y absorbente no existiendo agente alguno más benéfico para tratar lesiones, golpes y quemaduras.
En erupciones generalizadas y en eczemas da buen resultado enterrar al enfermo en una capa de 10 a 15 centímetros asoleada, con la cabeza libre y cubierta, harneando la tierra que queda en contacto con la piel. La aplicación en un adulto puede empezar con una duración de 15 minutos y llegar hasta una hora o más, terminando con una ablución de agua fría y buscando reacción al sol o con ejercicios.
El baño de sol con transpiración de baño de tronco con lodo y fricción del bajo vientre es un poderoso desintoxicante. El poder purificado de la tierra la hace ventajoso sustituto del jabón, pues disuelve toda clase de substancias gaseosas o colorantes de las manos. Andar a pie descalzo sobre la tierra, especialmente cuando está húmeda y removida, es una práctica fortificante del sistema nervioso y purifica al expulsar por los pies las materias malsanas, al mismo tiempo que se facilitan las corrientes magnéticas y eléctricas de la atmósfera y la tierra a través de nuestro cuerpo. Se aconseja a sanos y enfermos pasearse descalzo por el roció del pasto al salir el sol 5 a 10 minutos todos los días, lo cual es aun mejor si se sube un cerro.
Al interior, la tierra actúa como agente purificador y, especialmente la arcilla en píldoras ingeridas con agua al levantarse y acostarse. Para terminar este punto, diremos nos ofrece el mejor lecho y durmiendo en contacto con ella recibimos durante el sueño todos los beneficios que hemos apuntado, despertando con el cuerpo liviano y animoso para el trabajo.
Ejercicio físico: El movimiento es vida y en la Naturaleza vemos que todos los seres animados viven moviéndose. El ejercicio físico es uno de los estimulantes de la fuerza vital, por cuanto pone en actividad todas las funciones corporales favoreciendo el cambio orgánico. Todo movimiento activa la circulación de la sangre, la respiración y la digestión, y favorece también las eliminaciones.
El ejercicio físico diariamente y a toda hora si es posible. En caso contrario al menos al levantarse, al mediodía y antes de acostarse. Los ejercicios naturales son los mejores como andar, subir cerros, cavar la tierra, etc. Si esto no es posible diariamente, aun dentro de la recámara con la ventana abierta se deben hacer ejercicios de flexiones de piernas y tronco y, en general, todos los necesarios para poner en actividad a todo el cuerpo. Los niños, más que nadie necesitan moverse de aquí que los padres no deben impedirles los juegos ni obligarlos a estarse quietos pues se obstruye el desarrollo.
El ayuno: se conoce así al acto de abstenerse de comer alimentos en un plazo determinado; las bebidas no rompen el ayuno. Como agentes de salud el ayuno obra dejando al organismo descansar del diario trabajo digestivo, para que las energías que deben gastarse en el procesamiento del los alimentos actúen en las funciones de eliminación puesto que la vida es el resultado del doble proceso de nutrición y eliminación, al simplificar el primero se activa el segundo es por esto que el ayuno constituye el purificador mas eficaz y sencillo para la salud, imponiéndose su práctica en las dolencias agudas como en las crónicas.
En los niños el ayuno debe ser regulado por su instinto. Cuando el niño no quiere comer hay que esperar hasta que pida alimento y en ningún caso obligarlo a comer con amenazas. En esos casos de inapetencias está indicada la fruta cruda como alimento y medicina, pues en realidad hay una incapacidad digestiva con fiebre gastrointestinal. De hecho el ayuno es el régimen de salud practicado por los animales guiados por su instinto.
La "debilidad", mal casi general en las poblaciones, erróneamente se atribuye a falta de alimentos y se procura combatir con sobrealimentación a base de substancias "tónicas" como carnes, caldos, huevos, leche, queso, etcétera. El resultado de este falso concepto es que el enfermo de debilidad tiene que comer copiosamente el día entero, pues en cuanto siente vacío su estómago, nuevamente es víctima de la "debilidad" que lo consume.
En realidad la "debilidad" es la depresión de la energía vital por desnutrición e intoxicación. La desnutrición no es por falta de alimentos, sino por mal aprovechamiento de los mismos, debido a putrefacciones intestinales que incorporan al organismo materias desvitalizadoras o corrompidas. Las substancias cadavéricas que ya están en descomposición, al pasar a la sangre .como materias tóxicas, lejos de ayudar deprimen la vitalidad del organismo.
Conozco el caso de un hombre joven y gordo que, para curar su impotencia sexual durante largo tiempo siguió infructuosamente un régimen "fortificante" de sobrealimentación. Este enfermo se normalizó en poco tiempo con ayunos repetidos y régimen crudívoro, en combinación con baños fríos de aire y agua y mi Lavado de la Sangre, cada día. La impotencia sexual tiene por causa la desvitalización del organismo por desnutrición e intoxicación crónica.
El ayuno puede ser de uno o varios días seguidos o periódicos, un día cada semana o cada quincena o mes. Puede ser absoluto, sin comer nada sólido, bebiendo sólo agua o jugos de frutas, o puede ser relativo, comiendo sólo frutas o ensaladas crudas. El ayuno con sólo agua o jugos de frutas conviene a los adultos cada vez que se nota que el organismo no marcha normalmente, pudiendo prolongarse hasta que se presenta el hambre.
El ayuno con frutas es bueno para los niños en casos de inapetencia o de cualquier dolencia. También es forzoso en todo enfermo que guarda cama. Como el ayuno no significa paralizar la nutrición del cuerpo sino dejar disponibles las energías que consumía el proceso digestivo para activar las eliminaciones, conviene combinar el ayuno con respiraciones profundas, baños de aire, de luz y de sol. En esta forma el organismo incorpora sin trabajo ni desgaste, por pulmones y piel, el sutil alimento de la atmósfera y del sol reemplazando con ventaja la nutrición intestinal.
Cuando debemos emprender una tarea pesada o un trabajo intelectual activo, el ayuno absoluto o relativo es el mejor estimulante porque todas las fuerzas de que disponemos se concentran en la obra por realizar. Con dos o tres naranjas al día u otros tantos racimos de uvas, un adulto es capaz de cualquier trabajo, aumentando con ello su potencia intelectual. Con razón, pues, las religiones imponen el ayuno para emprender un ejercicio espiritual o prepararse a recibir un sacramento.
Técnicamente el ayuno normaliza y purifica la sangre, activando las eliminaciones generales y favoreciendo la destrucción de materias morbosas. Durante el ayuno todas las células se dedican al trabajo de eliminación y una vez que quedan libres de obstrucciones de materias extrañas, ha vuelto la salud. El ayuno remueve del cuerpo lo inservible o perjudicial, alivia la congestión de cualquier órgano y dirige todas las fuerzas del organismo al proceso de eliminación. Además, combate la fiebre interna porque permite descansar al aparato digestivo.
Al respecto, veamos lo que cuenta el doctor Tanner, de Minnesota, Estados Unidos, quien gravemente enfermo de un reumatismo al corazón y un asma del más insidioso carácter, decidió dejar de comer para así poner fin a sus días:
"Yo emprendí el ayuno sin ninguna preparación previa, solamente con la esperanza de que su lenta y benigna acción me librara de este mundo. Pero cuál sería mi sorpresa al descubrir que cada día de ayuno mi estómago descansaba absolutamente y libraba a mi cuerpo de los insoportables dolores y, como una consecuencia natural, al quinto día de ayuno, yo estaba tan aliviado, que ya pude acostarme en posición natural por poco tiempo y dormir algo. Continué el ayuno con fervor y cada día descubría un sorprendente alivio. A los once días ya podía respirar normalmente y el equilibrio de las fuerzas de todo mi organismo comenzó a manifestarse, sintiéndome tan bien como en mi juventud. En la noche del undécimo día me retiré a descansar esperando dormir una hora; pero mi sorpresa fue tal al despertar al mediodía siguiente. Había dormido como hace mucho tiempo que no lo hacía.
"Consulté a uno de los médicos que me había desahuciado y que yo respetaba mucho. Se sorprendió enormemente al ver que mi corazón funcionaba perfectamente, como nunca antes. Me preguntó qué había hecho. Le contesté que simplemente había dejado descansar mi estómago durante once días y que estaba asombrado de seguir viviendo y tan lleno de dicha.”
"Continué mi ayuno bajo observación por otros treinta y un días llegando a cuarenta y dos días de ayuno. Desde aquella fecha en que tenía 47 años, hasta ahora, en que tengo más de ochenta no he sufrido ninguna recaída".
A pesar de la elocuencia de este caso en cuanto a las posibilidades curativas de la Naturaleza, puedo asegurar que un ayuno absoluto prolongado es peligroso y aun fatal. Recomiendo al lector que sólo practique ayunos con frutas o ensaladas crudas. En casos muy contados y por pocos días se ayunará sólo con líquidos, porque el intestino necesita celulosa para expulsar sus impurezas con las cuales debe salir también la bilis que no debe ser retenida.
El lodo es agente de salud porque combate la calentura interna y local
Así como toda alteración de la salud tiene su origen y punto de apoyo en desarreglos digestivos, todo restablecimiento debe fundamentarse en la normalización de la digestión, para lo cual es preciso combatir la calentura del interior del vientre. Pues bien, el lodo es el medio más adecuado para conseguir el refrescamiento de las entrañas, vale decir, su descongestión y, por lo tanto, el flujo de sangre a la piel para obtener el Equilibrio Térmico. Este agente salvador se prepara con tierra natural de cualquier región, mezclada con agua fría, revolviendo la mezcla hasta darle la consistencia de una pomada.
Las propiedades salutíferas del barro o lodo se fundan en el poder refrescante, desinflamante, descongestionante, purificador, cicatrizante, absorbente y calmante de la tierra. Todos conocemos las curaciones que se realizan en las estaciones termales de muchas regiones cuyo lodo es famoso. Pues todo lodo tiene las mismas propiedades. En las inflamaciones superficiales agudas como picaduras, golpes o quemaduras, el lodo obra por el frío y pierde su acción descongestionante a medida que caliente. En cambio, en las congestiones de los órganos internos, mientras más se calienta el lodo aplicado sobre la piel, tanto más extrae el calor interno que se combate.
Todo proceso morboso localizado implica inflamación aguda, crónica o destructiva. Para normalizar es preciso descongestionar los tejidos u órganos enfermos aplicando lodo fresco directamente sobre la región afectada, manteniéndolo y renovándolo constantemente hasta que desaparezca todo dolor o hinchazón. En las inflamaciones agudas se cambiará el lodo cada vez que se caliente demasiado, aproximadamente cada hora más o menos. Sin embargo, el lodo aplicado sobre el vientre es más eficaz a medida que se calienta con el calor extraído del interior y se retira sólo si se seca.
En la pulmonía, por ejemplo, además de aplicar lodo sobre los pulmones, hay que mantener fajado al enfermo con lodo sobre vientre y riñones alrededor de la cintura, a fin de combatir la fiebre gastrointestinal y normalizar la digestión. Para las quemaduras, heridas, cortantes o punzantes, de arma blanca o de fuego, frescas, antiguas o supurantes, y especialmente en las contusiones, fracturas y golpes, el iodo aplicado en forma de cataplasma directamente y renovado cada hora o más, es bálsamo incomparable e insustituible que desinflama, purifica y cicatriza, calmando los dolores y evitando toda complicación.
En el lodo se reúnen los dos agentes generadores de la vida orgánica: la tierra y el agua. Esta unión hace prosperar todo lo que posee germen de vida y destruye y descompone la materia muerta para transformarla en elementos nuevos de vida. La tierra es el misterioso laboratorio de la vida, jamás es agente de muerte, pues está destinada a recibir en su seno cuanto se destruye y muere para transformarlo en nuevos elementos de vida orgánica. ¡Cuan equivocado es el concepto médico que ve en la tierra un agente de infección portador del germen del tétanos! La tierra, como el sol, el aire y el agua, jamás es agente de muerte. El mismo tétanos se cura con fajados de lodo alrededor del vientre y los riñones, porque esta dolencia, como todas, supone fiebre gastrointestinal.
Un célebre microbiólogo afirma que cuando a la tierra se le agregan microorganismos patógenos estos son rápidamente exterminados, no porque la tierra en sí sea incapaz de sostenerlo y multiplicarlos, sino por el hecho de hallarse presentes en ella ciertos otros microorganismos que son enemigos mortales de los patógenos, verificándose, además, la curiosísima circunstancia de que cuanto mayor es el número de gérmenes patógenos, mayor es el ritmo en que se multiplican sus enemigos.
Esto explica que en una llaga putrefacta el lodo destruya lo que es corrupción y muerte, evitando que la sangre absorba las materias en descomposición, con lo que se obtendrá el mejor desinfectante y purificador. El lodo no sólo saca lo pernicioso de heridas, tumores, eczemas, erupciones etcétera., sino que vitaliza los tejidos enfermos, descongestionándolos, normalizando la circulación de la sangre y proporcionando a las células las energías magnéticas, eléctricas, solares y de otras calidades aún no definidas que hay en la tierra.
Al igual que las lesiones exteriores, las alteraciones profundas como úlcera del estómago e intestinos cede en forma segura y definitiva cuando se duerme todas las noches con cataplasma de lodo sobre todo el vientre. El examen del iris de los ojos revela cambios que manifiestan la reconstrucción de los tejidos afectados. el lodo no sólo repara los accidentes y restablece la salud de afecciones agudas o crónicas, sino que hace innecesarias las intervenciones quirúrgicas.
Modo de emplear el lodo
La tierra que se usa es la que se halla disponible en el lugar que se pisa, siempre que esté libre de basuras, guano o cuerpos extraños. Una vez extraídas, se la pasa por un cernidor y se coloca en un depósito adecuado, se le agrega el agua necesaria para formar una pasta como la que usan los albañiles para resanar las paredes. Este lodo, con un espesor de 4 a 5 milímetros, se extiende sobre un lienzo y se aplica directamente sobre la piel, forrando encima con papel de periódico y fajando todo con una tela gruesa que se prenderá con alfileres de gancho o imperdibles para que no se mueva la cataplasma.
En las inflamaciones locales el lodo debe ser más grueso, hasta de dos y medio centímetros. Lo más práctico es colocar el papel de periódico sobre una mesa y sobre éste el lienzo al cual se adhiere el lodo. En todo enfermo el lodo debe aplicarse localmente sobre el órgano o zona del cuerpo afectado y además sobre todo el vientre para actuar en el centro de la actividad orgánica, es decir, el aparato digestivo. En procesos inflamatorios agudos, el lodo debe ser renovado cada hora hasta que desaparezcan los dolores o las molestias. Los fajados alrededor del vientre y riñones o la simple cataplasma sobre todo el vientre se mantendrán mientras se conserven húmedos y calientes, generalmente toda la noche.
Las personas que no se decidan a aplicar el lodo directamente sobre la piel, podrán hacerlo, aunque con menos eficacia, entre dos lienzos delgados. Así se usa en la cabeza para evitar los inconvenientes que presenta el cabello. Por fin, diremos que la aplicación de lodo sobre el vientre puede hacerse en cualquier momento, es decir, mientras se come, recién comido o a la hora que se quiera, pues esta aplicación siempre favorece el trabajo digestivo. Es más favorable cuando el estómago está recién ocupado.
Termino llamando la atención sobre el error de aplicar el lodo sólo del ombligo hacia abajo. Siempre se debe aplicar desde el pecho hasta las ingles, cubriendo los costados del tronco. Cuanto más amplia es la cataplasma, mejor. Las picazones y erupciones en la piel por acción del lodo, especialmente en el vientre, en lugar de alarmar deben considerarse como benéfica eliminación de morbosidades. Si se presentan llagas o postemas, se aplicará fenogreco para activar la eliminación de materias malsanas.
Finalmente, la tierra que ha sido usada puede aplicarse nuevamente dejándola a la intemperie seis u ocho días para que se purifique.
Fuente: Manuel Lezaeta Acharan
Fuente: Manuel Lezaeta Acharan
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