¡Oh Salud, cuántos crímenes se cometen en tu nombre...! El autor
"La misma ley que prohíbe matar, también prohíbe envenenar y mutilar. " Padre Tadeo
La
enfermedad, alteración variable de la salud, supone ignorancia de
parte de sus víctimas, oscuridad
de criterio y modo de vida erróneo. La falsa ciencia que vive y
prospera a su sombra fatídica,
en lugar de corregir dicha ignorancia, se beneficia con ella,
complicando un problema que los
animales saben resolver sólo con su instinto.
La
medicina profesional observa con interés las mil anormalidades del
enfermo, pero no la normalidad
del sano quien no le interesa. Todas las conquistas modernas de las
que se enorgullece
la medicina son éxitos de la física, la química, la electricidad y
hasta de la mecánica; todos
medios inadecuados para mejorar la salud pública y del individuo,
porque no consultan la normalidad
funcional orgánica que sólo se obtiene mediante el equilibrio de
las temperaturas interna
y externa del cuerpo.
La
medicina medicamentosa no atiende a la función, suprime las defensas
y no ataca las causas del
desarreglo orgánico, sino que introduce substancias ajenas que
producen nuevas alteraciones en
las actividades vitales. En vez de procurar la normalidad funcional
del cuerpo enfermo, se persigue
al microbio y, por matar a éste, se mata la vitalidad del organismo
en que se asila.
La
salud individual y colectiva debe ser obra de personas que comprendan
que la salud es el tesoro
más valioso sobre la tierra y que su cuidado corresponde
exclusivamente a cada uno. Las nuevas
generaciones deben imponer la libertad fisiológica, es decir, el
sagrado derecho a vivir sano,
a ser dueño cada uno de su destino, cosa desconocida y amenazada
constantemente por nuestra
actual organización sanitaria que impone vacunas y médicos técnicos
en toxicología y cirugía
solamente.
La ignorancia del público permite que prospere la falsa medicina
"La
Medicina es una vieja comedia que, de tiempo en tiempo,
vuelve
al escenario con vestiduras apropiadas a la época. "
Dr.
Seminóla
La
medicina es hija de intereses creados alrededor de la falta de
sanidad. Prospera con las dolencias
de la población y se arruina con su salud. La defensa de la salud
por obra de intereses comerciales
que se benefician con su ausencia se dirige a transformar a
individuos relativamente sanos
en enfermos crónicos.
El
individuo, la familia y los pueblos se encuentran encadenados a la
falta de salud crónica y esclavizados
al facultativo que no puede darla sofocando las reacciones salvadoras
de la naturaleza
que se manifiestan en el síntoma. El
incremento en el número de hospitales, clínicas y asilos muestra la
deplorable incompetencia de los
servicios de salubridad. Si la medicina difundiese la salud, esas
instituciones que tan caro
cuestan
a la sociedad, deberían disminuir en vez de aumentar.
Recordemos
que si se confunden los síntomas con la enfermedad, la salud
perfecta, entonces, es la
del cadáver, porque en él no hay dolores, erupciones, ni crisis
alguna. A
pesar de que muchos médicos actúan de buena fe, hoy día las cosas
ya no son tan claras. El célebre
médico de Bismark, el Dr. Schewenninger, profesor de la Universidad
de Berlín, decía: "La práctica
médica es una farsa: el 90 por ciento de los médicos son
charlatanes y solamente un 10 por
ciento está apto para practicar la medicina.
Los médicos ocultan su
ignorancia con el nombre de "ciencia",
sus curaciones son puro curanderismo... El prestigio de la
todopoderosa receta ha decaído.
Hoy somos pocos los que creemos en las variadas virtudes de nuestros
multicolores medicamentos.
Ya no podemos engañarnos más. Seguimos, sin embargo, ensalzando
ante los legos
aquello que entre colegas ridiculizamos. Donde antes nos
equivocábamos de buena fe, se persiste
hoy en el solemne engaño."
Por qué se complican las enfermedades
"Nuestra
ciencia es muy pobre.”
Dr.
Manuel Calvo Mackenna
Sabemos
que toda dolencia aguda constituye una crisis curativa que, mediante
reacción defensiva del
organismo enfermo, procura restablecer su normalidad funcional, la
salud integral. La
medicina quirúrgica, al confundir el síntoma con el mal mismo, lo
combate de frente, sofocando las
defensas naturales del enfermo, lo que da origen a las llamadas
complicaciones.
Esto
se puede ilustrar con el caso de una bebita de catorce meses de edad
que cayó en cama con "resfrío",
ante lo cual hicieron desaparecer su fiebre externa con drogas. A los
pocos días de esa aparente
"curación" apareció una tos que, calificada de "convulsiva", fue sofocada con inyecciones y
sueros. Posteriormente se presentó "bronconeumonía", la
cual nuevamente fue combatida con inyecciones.
Surgieron luego abundantes diarreas las que, tratadas de igual forma,
dieron lugar a
"gangrena"
en los piececitos de la enfermita. Se decidió, entonces, la
amputación de las piernas y la
niña murió.
Enfermedades incurables
"Líbreme
Dios de la Medicina, que de las enfermedades me libro yo. "
Alfredo
Helsby
El
concepto de "enfermedad incurable" es último argumento que
un facultativo invoca para explicar
el fracaso de procedimientos en pugna con las necesidades del cuerpo
enfermo. Si
al médico le han enseñado que para "curar" la apendicitis
es preciso extirpar el apéndice, ¿cómo
exigirle que, pensando por sí mismo, procure algún medio de
desinflamar el órgano afectado
sin mutilar las entrañas del enfermo? Mi
larga experiencia me ha convencido de que sólo existen dos
categorías de "enfermos incurables".
Estos son los de nacimiento y los que están envenenados con
medicamentos o
mutilados
de sus órganos nobles. En esta categoría de "incurables"
entran también las víctimas del
radio, los rayos X o las lesiones graves por electricidad. No
olvidemos que todas las dolencias son curables, pero no todos los
enfermos. Es forzoso reconocer
una gran verdad en el concepto de mi maestro Padre Tadeo: "Feliz
el enfermo que por
su
pobreza no ha podido pagar su 'médico' y se ve obligado a buscar los
agentes naturales para restablecer
su salud."
¿Por qué fracasa la medicina?
"No
hay una Doctrina de la Medicina. Sólo hay conocimientos
innumerables,
pero no relacionados. '
Dr.
Fierre Winter
- Por su incapacidad para "purificar" la sangre, alterada en grado variable en todo enfermo, como lo revela el iris. Y además por su participación contraria.
- Porque con sus recursos la medicina también es incapaz de normalizar la "circulación" sanguínea, congestionada en las entrañas y deficiente en las extremidades y la piel de todo enfermo.
- Porque la medicina habla el idioma de la "enfermedad" cuando el enfermo busca el de la "salud".
- Porque carece de medios para restablecer la "digestión" del enfermo, único camino hacia su salud.
- Porque ignora la naturaleza de la "fiebre o calentura", la que controla con termómetro, que sólo revela el "calor" del cuerpo en donde se aplica. Es incapaz de descubrir el fenómeno febril, inflamatorio y congestivo, existente en grado variable en las mucosas del estómago e intestinos de todo enfermo.
- Porque carece de medios para controlar las temperaturas del cuerpo humano y para combatir la fiebre ataca la actividad nerviosa que es efecto de ella, empleando venenos que la paralizan, sin pensar que esa energía es defensa orgánica.
- Porque la medicina ignora el arte de "normalizar" las funciones de nutrición y eliminación, lo cual depende de temperaturas y no de química, cirugía, rayos X o radio.
Mi
Doctrina Térmica, en cambio, soluciona los vacíos apuntados porque
enseña: "No cure, normalice,
colocando el cuerpo en Equilibrio Térmico".
Cómo la autoridad médica defiende la salud pública
"La
luz ofusca al que vive en tinieblas.”
San
Pablo
Cuando
por primera vez se publicó este libro en Chile, las autoridades de
salud pública trataron de prohibir
su circulación, sentenciándome a retirarlo del mercado junto con
otras tres obras. Como soy
abogado, pude sortear dificultades y largos procesos judiciales
argumentando que la libertad de
expresión no sólo permite difundir mis teorías, sino incluso
ponerlas en práctica. En cierta ocasión
se me quiso acusar de "ejercicio ilegal de la medicina",
pero no fue difícil mostrar que mi práctica
era completamente ajena a la prescripción de medicamentos reservados
exclusivamente a
la
profesión médica.
Técnica médica
Los
médicos no admiten que nadie entre en su huerto. Todo lo que les
rodea
es “técnico” . Comienzan por tildar de ignorante al que pretende
opinar
y lo confirman cuando uno opina en sentido contrario a lo que ellos
piensan,
en nombre y representación de la "técnica ".
A.
Tinsly
Los
estudios de las escuelas de medicina forman "Técnicos" en
anatomía, cirugía, bacteriología, parasitología,
microscopía, radiología, toxicología, ortopedia, actividades de
Laboratorio, Patología y
Terapéutica. Ahora bien, todos estos conocimientos no tienen ninguna
relación con la salud individual
y colectiva, que es resultado de la normalidad funcional del
organismo que precisa del Equilibrio
Térmico del cuerpo.
Para
asegurar la salud de un pueblo, en lugar de "técnicos en
medicina" se necesitan maestros capacitados
para difundir conocimientos de salud, empezando por el niño en las
escuelas primarias;
que desde su infancia el hombre aprenda a escoger sus alimentos, a
masticar, ensalivar,
digerir, respirar, activar su piel, usar ropas adecuadas, practicar
ejercicio físico y, en resumen,
saber vivir manteniendo cada día la normalidad funcional de su
organismo, por medio del
Equilibrio Térmico.
De
este modo se solucionará el problema de la Salubridad sin médicos,
presupuestos ni hospitales,
a los que Kuhne llama "cárceles de enfermos". Goethe
ha escrito: "Actualmente, en la ciencia se considera verdad sólo
aquello que se enseña en las
universidades. Y si alguien se atreve a indicar una novedad que
contradiga o amenace destruir las
creencias respetadas durante tantos años, todas las pasiones se
rebelan y esfuerzan en aniquilar
al osado.
Se habla de las nuevas ideas como si no merecieran una
investigación. Por eso una
verdad tarda muchísimo en resultar ventajosa o útil. Los peores
enemigos de la ciencia son sus
especialistas. Y en las profesiones hay una confabulación con todo
lo que hay de más vulgar, burdo
y egoísta, comercialmente hablando."
Autor: Manuel Lezaeta Acharan
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